Hace cuatro años, en las aguas cristalinas que bañan el litoral de Cabo de Gata, descubrí la grandeza de un mundo desconocido para mí con unas simples gafas y un tubo. No hizo falta demasiado tiempo para comprender que aquel entorno que se extendía bajo la superficie pronto se tornaría tan inabarcable como acogedor; tan extraño como familiar.

Desde aquella primera experiencia no he dejado de prestar atención a sus habitantes, a las complejas relaciones que los unen y a la fragilidad a la que se enfrenta este lugar del que nunca regreso sin que me haya enseñado algo nuevo. Aunque el cuerpo de mi trabajo se centra fundamentalmente en las personas y sus historias, el entorno natural ocupa también un lugar importante. Después de mucho tiempo, por fin puedo explorarlo y contar sus historias de la mejor forma que sé, a través de la fotografía. Si te interesa saber más, también puedes seguirme en mi cuenta de Instagram dedicada a la fotografía submarina.