En la ciudad de Cuenca, un gran número de refugios antiaéreos excavados bajo la roca son estudiados para explicar y entender el presente. Bajo la calle Alfonso VIII, el túnel construido en 1936 abre sus puertas para acoger a un gran número de visitantes tras más de ocho décadas cerrado al público. Si la presencia de casas colgadas, fundaciones, museos y artistas de lo más variados ya elevaban su categoría a una posición más que respetable, ahora uno de sus espacios subterráneos -los Túneles de Alfonso VIII– vuelven a hacer eco en la oscuridad, resonando en ellos las voces de la historia.
Con una longitud de 90 metros y una superficie de 250 metros cuadrados, este refugio antiaéreo puede visitarse al igual que otros repartidos por la ciudad y rehabilitados en los últimos años. Más recientemente, el túnel subterráneo bajo la calle Calderón de la Barca se suma a la iniciativa ‘La Cuenca Subterránea‘. Desde hace poco más de un año, este refugio también ofrece visitas guiadas de carácter didáctico que explican cómo la población de la ciudad vivió la guerra civil.
