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Fragmentos: reflexiones en cadena

“[…] fotografiar en gallego se dice “quitar”. “Voy a quitar una fotografía”. La imagen se quita; de alguna manera se aparta. Una imagen es un fragmento de lo que estamos viendo, que lo llevamos al interior de un artefacto, que es la cámara oscura […] Tenemos delante un escenario maravilloso, lleno, donde hay que ir quitando elementos. Ser fotógrafo es resolver visualmente una relación con el mundo, que se despliega delante de nosotros con una riqueza y una generosidad apabullantes. – José Manuel Navia, Objectiu BCN. Retratem la ciutat.

A través de las TICs podemos “inmortalizar” nuestras ideas. Fragmentos no tiene un mensaje ni una pretensión más allá de la simple idea de compartir lo experimentado. El sentido se encuentra en el efecto producido en el otro: dar un paseo, animarse a visitar la ciudad o inspirarse para escribir o componer música. Las posibilidades son ilimitadas y lo interesante es observar cómo, a modo de cadena -que la Red nos posibilita crear- van surgiendo nuevas ideas. No sería descabellado tampoco hablar de una experiencia efímera capaz de hacerse perdurar. «Te llevo de lo efímero hasta la eternidad», como dicta Javier Ibarra en la letra de Repartiendo Arte, podría ilustrar la forma en la que algo experimental y fugaz en tiempo y espacio puede conservarse, gracias a la tecnología. En este caso, también es interesante la visión de Eduardo Momeñe que acompaña a Fotografías en un cierto espacio 1978-2014, donde afirma que sólo realiza fotografías en su estudio “con la finalidad obtener fotografías”.

“No tengo ideas, es lo visual lo que manda. No tengo nada que contar ni explicar, ello me alivia, me libera de ciertas responsabilidades. Son imágenes, eso es todo. Aún hoy, pienso que el estudio es un lugar privilegiado para ver el mundo y comentarlo”

Y por supuesto, la visión de Roland Barthes en La cámara lúcida. Nota sobre fotografía, que defiende que la fotografía sólo logra la totalidad de su valor cuando lo fotografiado –en este caso, refiriéndose a personas vivas- desaparece. La tecnología, que engloba también a la fotografía y a otras muchas formas de expresión, es capaz de reproducir lo que sólo ha sucedido en un momento dado, creando una “confusión perversa entre lo real y lo viviente”.

En definitiva, todo este conjunto derivado de la reflexión representa uno de los aspectos positivos de la Sociedad de la Información; la otra cara de la moneda –y también la más brillante-.

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